Un caballero alférez cadete y un caballero sargento alumno, recibían los tres sacramentos de iniciación cristiana (Bautismo, Confirmación y Eucaristía), mientras que un sargento primero y su consorte, un sargento, cuatro caballeros alféreces cadetes, dos caballeros sargentos alumnos y tres caballeros alumnos, veían completada su iniciación cristiana, recibiendo el sacramento de la Confirmación.
Ejerció como celebrante principal el Ilmo. Sr. Vicario General del Arzobispado Castrense de España, don Pablo Ramón Panadero Sánchez, concelebrando con el mismo el Páter de la Academia.
Tras el rito de admisión de los candidatos, ambos con sus padrinos, precedidos de los sacerdotes, fueron introducidos en la iglesia para escuchar la Palabra de Dios.
Presentados al Vicario General los confirmandos ya bautizados en la infancia y pedido para ellos el sacramento de la Confirmación, una homilía en la que don Pablo hizo referencia a una frase del rito de admisión dirigida a Dios y referida a los candidatos (a quienes ayudaste de muchas maneras para que te buscaran), dio paso a la bendición del agua, la renuncia y profesión de fe de Luis y Pablo Andrés, el bautismo de ambos, la imposición de la vestidura blanca y la entrega de la luz de Cristo tomada del cirio pascual.
Seguidamente se procedió a administrar la Confirmación a todos los peticionarios, incluyendo ya a los neófitos, con la renovación de la renuncia a Satanás y la profesión de fe, imposición de manos y crismación.
La oración de los fieles cerraba una larga liturgia de la Palabra, que había incluido la de dos sacramentos de iniciación, dando paso a la liturgia eucarística en cuyo rito de comunión, Pablo Andrés y Luis completarían su iniciación cristiana, recibiendo por primera vez la sagrada comunión.
Terminada la celebración litúrgica, todos los asistentes pasaron al comedor “Burgos”, donde el Suboficial Mayor, en su condición de único representante institucional de la Academia, dio la bienvenida a los presentes y procedió al tradicional brindis por el Rey, no sin antes entregar a los confirmados –junto con el Vicario General– un ejemplar del Compendio del Catecismo como recuerdo del importante momento vivido, tanto para la Iglesia como para la propia Academia.
Queda dejar constancia de la desinteresada colaboración por parte de Maricarmen (venida de la parroquia de El Pardo) que, junto con Miguel y Luz (confirmados aquí mismo el año pasado), pusieron su buen hacer como coro para mayor gloria de Dios.