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18/03/2023 - Sábado de la 3ª semana de Cuaresma.

1ª lectura: Quiero misericordia, y no sacrificio.

Lectura de la profecía de Oseas 6, 1-6

Vamos a volver al Señor. Porque él ha desgarrado y él nos curará; él nos ha golpeado, y él nos vendará. En
dos días nos volverá a la vida y al tercero nos hará resurgir; viviremos en su presencia y comprenderemos.

Procuremos conocer al Señor. Su manifestación es segura como la aurora. Vendrá como la lluvia, como
la lluvia de primavera y su sentencia surge como la luz que empapa la tierra.

¿Qué haré de ti, Efraín? ¿Qué haré de ti, Judá?

Vuestro amor es como nube mañanera, como el rocío que al alba desaparece. Sobre una roca tallé mis
mandamientos; los castigué por medio de los profetas con las palabras de mi boca. Mi juicio se manifestará
como la luz. Quiero misericordia y no sacrificio, conocimiento de Dios, más que holocaustos.

Salmo: Sal 50, 3-4. 18-19. 20-21ab
R. Quiero misericordia, y no sacrificio.

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R.

Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
El sacrificio agradable a Dios es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado, tú, oh, Dios, tú no lo desprecias. R.

Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos. R.

Versículo Sal 94, 8a. 7d

Gloria y alabanza a ti, Cristo.

V. No endurezcáis hoy vuestro corazón;
escuchad la voz del Señor. R.

Evangelio: El publicano bajó a su casa justificado, y el fariseo no.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 18, 9-14

En aquel tiempo, dijo Jesús esta parábola a algunos que confiaban en sí mismos por considerarse justos
y despreciaban a los demás:

«Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, un publicano. El fariseo, erguido,
oraba así en su interior: “¡Oh Dios!, te doy gracias, porque no soy como los demás hombres: ladrones,
injustos, adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de
todo lo que tengo”. El publicano, en cambio, quedándose atrás, no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo,
sino que se golpeaba el pecho diciendo: “¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador”
Os digo que este bajó a su casa justificado, y aquél no. Porque todo el que se enaltece será humillado,
y el que se humilla será enaltecido».

En la noche del pasado Viernes, 10 de marzo, se celebró el Viacrucis de la Real Parroquia Castrense del Santo Ángel Custodio con la imagen del Santísimo Cristo de la Expiración, titular de la Muy Ilustre y Venerable Cofradía de Penitencia del Santísimo Cristo de la Expiración y María Santísima de la Victoria que radica en el templo castrense. Destacó en el ambiente la ilusión por el retorno del Viacrucis parroquial tras seis años sin poder celebrarlo por las calles de la feligresía.

17/03/2023 - Viernes de la 3ª semana de Cuaresma.

1ª lectura: No llamaremos ya “nuestro Dios” a la obra de nuestras manos.

Lectura de la profecía de Oseas 14, 2-10

Esto dice el Señor:

«Vuelve, Israel, al Señor tu Dios, porque tropezaste por tu falta. Tomada vuestras promesas con vosotros
y volved al Señor.

Decidle: “Tú quitas toda falta, acepta el pacto. Pagaremos con nuestra confesión:

Asiria no nos salvará, no volveremos a montar a caballo, y no llamaremos ya “nuestro Dios” a la obra
de nuestras manos.

En ti el huérfano encuentra compasión”

“Curaré su deslealtad, los amaré generosamente, porque mi ira se apartó de ellos.

Seré para Israel como rocío, florecerá como lirio, echará sus raíces como los cedros del Líbano. Brotarán
sus retoños y será su esplendor como el olivo y su perfume corno el Líbano.

Regresarán los que habitaban a su sombra, revivirán como el trigo, florecerán como la viña, será su
renombre como la del vino del Líbano. Efraín, ¿qué tengo que ver con los ídolos?

Yo soy quien le respondo y lo vigila. Yo soy como un abeto siempre verde, de mí procede tu fruto.

¿Quién será sabio, para comprender estas cosas, inteligente, para conocerlas?

Porque los caminos del Señor son rectos: los justos los transitan, pero lo traidores tropiezan en ellos».

Salmo: Sal 80, 6c-8a. 8bc-9. 10-11ab. 14 y 17
R. Yo soy el Señor, Dios tuyo: escucha mi voz.

Oigo un lenguaje desconocido:
«Retiré sus hombros de la carga,
y sus manos dejaron la espuerta.
Clamaste en la aflicción, y te libré. R.

Te respondí oculto entre los truenos,
te puse a prueba junto a la fuente de Meribá.
Escucha, pueblo mío, doy testimonio contra ti;
¡ojalá me escuchases, Israel! R.

No tendrás un dios extraño,
no adorarás un dios extranjero;
yo soy el Señor, Dios tuyo,
que te saqué del país de Egipto. R.

¡Ojalá me escuchase mi pueblo
y caminase Israel por mi camino!
Los alimentaría con flor de harina,
te saciaría con miel silvestre». R.

Versículo Mt 4, 17
La salvación y la gloria y el poder son del Señor Jesucristo.

V: Convertíos - dice el Señor -,
porque está cerca el reino de los cielos. R.

 

Evangelio: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y lo amarás.

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 12, 28b-34

En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó:

«¿Qué mandamiento es el primero de todos?». Respondió Jesús:

«El primero es: “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con
todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser. “ El segundo es este: “Amarás a tu
prójimo como a ti mismo.” No hay mandamiento mayor que éstos». El escriba replicó:

«Muy bien, Maestro, sin duda tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera
de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo
como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios». Jesús, viendo que había respondido
sensatamente, le dijo:

«No estás lejos del reino de Dios».

Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

Carta a los jóvenes con motivo de Día del Seminario

Queridos jóvenes

Os escribo estas letras con motivo de la celebración del Día del Seminario el 19 de marzo.

Soy Juan, el Arzobispo Castrense. Nuestra diócesis es muy particular, pues no se circunscribe en un territorio concreto de España, sino que se extiende por todo el territorio nacional y, como es el caso de las Misiones, también por el extranjero.

15/03/2023 - Miércoles de la 3ª semana de Cuaresma.

1ª lectura: Observad los mandatos y cumplidlos.

Lectura del libro del Deuteronomio 4, 1. 5-9

Moisés habló al pueblo, diciendo:

«Ahora, Israel, escucha los mandatos y decretos que yo os enseño para que, cumpliéndolos, viváis y
entréis a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de vuestros padres, os va a dar. Mirad, yo os
enseño los mandatos y decretos, como me mandó el Señor, mi Dios, para que los cumpláis en la tierra
donde vais a entrar para tomar posesión de ella.

Observadlos y cumplidlos, pues esa es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia a los ojos de los pueblos,
los cuales, cuando tengan noticia de todos estos mandatos, dirán: “Ciertamente es un pueblo sabio e
inteligente esta gran nación”.

Porque ¿dónde hay una nación tan grande que tenga unos dioses tan cercanos como el Señor, nuestro
Dios, siempre que lo invocamos?

Y, ¿dónde hay otra nación tan grande que tenga unos mandatos y decretos tan justos como toda esta
ley que yo os propongo hoy?

Pero, ten cuidado y guárdate bien de olvidar las cosas que han visto tus ojos y que no se aparten de tu
corazón mientras vivas; cuéntaselas a tus hijos y nietos».

Salmo: Sal 147,12-13. 15-16. 19-20
R. Glorifica al Señor, Jerusalén.

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión.
Que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R.

Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza. R.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R.

Versículo Cf. Jn 6, 63c. 68c

Alabanza a ti, Cristo, rey de la gloria eterna.

V: Tus palabras, Señor, son espíritu y vida;
tú tienes palabras de vida eterna. R.

 

Evangelio: Quien cumpla y enseñe será grande.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 17-19

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.

En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o
tilde de la ley.

El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el
menos importante en el reino de los cielos.

Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos».

La estancia en la ciudad de Málaga de nuestro Arzobispo Castrense, Monseñor D. Juan Antonio Aznárez, con motivo de la celebración del Curso de Formación Permanente de Capellanes Militares en la Residencia Militar Castañón de Mena, ha representado para la Cáritas Parroquial castrense nº 15 una gran alegría para volver a disfrutar con su presencia.

Queridos hermanos y hermanas, buenos días, ¡feliz domingo!

Este domingo el Evangelio nos presenta uno de los encuentros más hermosos y fascinantes de Jesús, el encuentro con la samaritana (cf. Jn 4,5-42). Jesús y los discípulos hacen una parada junto a un pozo en Samaria. Llega una mujer y Jesús le dice: «Dame de beber» (v. 7). Quisiera detenerme precisamente en esta expresión: Dame de beber.

La escena nos muestra a Jesús sediento y cansado, que se encuentra en el pozo de la samaritana en la hora más calurosa a mediodía, y como un mendigo pide algo fresco. Es una imagen del abajamiento de Dios: Dios se abaja en Jesucristo por la redención, viene a nosotros. En Jesús, Dios se hizo uno de nosotros, se abajó; sediento como nosotros, sufre nuestra misma canícula. Contemplando esta escena, cada uno de nosotros puede decir: el Señor, el Maestro, «me pide de beber. Tiene, por lo tanto, sed como yo. Tiene mi sed. ¡Estás cerca de mí realmente, Señor! Estas vinculado a mi pobreza —¡no me lo puedo creer!— me has tomado desde abajo, desde lo más bajo de mí mismo, donde nadie puede alcanzarme» (P. Mazzolari, La Samaritana, Bolonia 2022, 55-56). Y tú viniste a mí, desde abajo, y me tomaste desde allí, porque tenías, y tienes, sed de mí. La sed de Jesús, de hecho, no es solo física, expresa las sequedades más profundas de nuestra vida: es sobre todo la sed de nuestro amor. Es más que un mendigo, está sediento de nuestro amor. Y emergerá en el momento culminante de la pasión, en la cruz; allí, antes de morir, Jesús dirá: «Tengo sed» (Jn 19,28). Esa sed de amor que lo llevó a descender, a abajarse, a ser uno de nosotros.

Pero el Señor, que pide beber, es Aquel que da de beber: al encontrarse con la samaritana le habla del agua viva del Espíritu Santo y desde la cruz derrama sangre y agua desde su costado atravesado (cf. Jn 19,34). Jesús, sediento de amor, sacia nuestra sed con amor. Y hace con nosotros como con la samaritana: se acerca a nosotros en lo cotidiano, comparte nuestra sed, nos promete el agua viva que hace brotar en nosotros la vida eterna (cf. Jn 4,14).

Dame de beber. Hay un segundo aspecto. Estas palabras no son solo la petición de Jesús a la samaritana, sino un llamamiento —a veces silencioso— que cada día se eleva hacia nosotros y nos pide que nos hagamos cargo de la sed ajena. Dame de beber nos dicen quienes —en la familia, en el lugar de trabajo, en el resto de lugares que frecuentamos— tienen sed de cercanía, de atención, de escucha; nos lo dice quien tiene sed de la Palabra de Dios y necesita encontrar en la Iglesia un oasis donde beber. Dame de beber es el llamamiento de nuestra sociedad, donde la prisa, la carrera por el consumo y, sobre todo, la indiferencia, esta cultura de la indiferencia, generan aridez y vacío interior. Y —no lo olvidemos— dame de beber es el grito de tantos hermanos y hermanas a los que les falta el agua para vivir, mientras se sigue contaminando y estropeando nuestra casa común; también ella agotada y reseca, “tiene sed”.

Frente a estos desafíos, el Evangelio de hoy nos ofrece a cada uno de nosotros el agua viva que puede hacer que nos convirtamos en fuente de refrigerio para los demás. Y entonces, como la samaritana, que dejó su ánfora en el pozo y fue a llamar a la gente del pueblo (cf. v. 28), tampoco nosotros pensaremos solo en saciar nuestra sed, nuestra sed material, intelectual o cultural, sino que, con la alegría de haber encontrado al Señor, podremos saciar la sed de los demás: dar sentido a la vida de los demás, no como amos sino como servidores de esta Palabra de Dios que sació nuestra sed, que continuamente nos sacia; podremos entender su sed y compartir el amor que Él nos dio a nosotros. Se me ocurre hacer esta pregunta, a mí y a vosotros: ¿Somos capaces de entender la sed de los demás? ¿La sed de la gente, la sed de tantos en mi familia, en mi barrio? Hoy podemos preguntarnos: ¿Tengo sed de Dios, me doy cuenta de que necesito su amor como el agua para vivir? Y después, yo que estoy sediento, ¿me preocupo de la sed de los demás, la sed espiritual, la sed material?

Que la Virgen interceda por nosotros y nos sostenga en el camino.



Después del Ángelus

¡Queridos hermanos y hermanas!

Os saludo a todos vosotros, romanos y peregrinos de tantos países, en particular a los fieles llegados de Madrid y de Split.

Saludo a los grupos parroquiales de Padua, Caerano San Marco, Bagolino, Formia y Sant’Ireneo de Roma.

El viernes próximo, 17 de marzo, y el sábado 18 se renovará en toda la Iglesia la iniciativa “24 horas para el Señor”: un tiempo dedicado a la oración de adoración y al sacramento de la Reconciliación. En la tarde del viernes iré a una parroquia romana para la celebración penitencial. Hace un año, en este contexto, llevamos a cabo el solemne Acto de Consagración al Corazón Inmaculado de María, invocando el don de la paz. Que nuestro ruego no decaiga, que no vacile nuestra esperanza. El Señor escucha siempre las súplicas que su pueblo le dirige por la intercesión de la Virgen Madre. Permanezcamos unidos en la fe y en la solidaridad con nuestros hermanos que sufren a causa de la guerra; sobre todo no olvidamos al martirizado pueblo ucraniano.

Os deseo a todos un feliz domingo. Por favor, no os olvidéis de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!

[Multimedia]

 

14/03/2023 - Martes de la 3ª semana de Cuaresma.

1ª lectura: Acepta nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde.

Lectura de la profecía de Daniel 3, 25. 34-43

En aquellos días, Azarías, puesto en pie, oró de esta forma; alzo la voz en medio del fuego y dijo:
«Por el honor de tu nombre, no nos desampares para siempre, no rompas tu alianza, no apartes de
nosotros tu misericordia.

Por Abrahán, tu amigo; por Isaac, tu siervo; por Israel, tu consagrado; a quienes prometiste multiplicar
su descendencia como las estrellas del cielo, como la arena de las playas marinas.

Pero ahora, Señor, somos el más pequeño de todos los pueblos; hoy estamos humillados por toda la
tierra a causa de nuestros pecados.

En este momento no tenemos príncipes, ni profetas, ni jefes; ni holocausto, ni sacrificios, ni ofrendas, ni incienso;
ni un sitio donde ofrecerte primicias, para alcanzar misericordia. Por eso, acepta nuestro corazón contrito y nuestro
espíritu humilde, como un holocausto de carneros y toros o una multitud de corderos cebados.

Que este sea hoy nuestro sacrificio, y que sea agradable en tu presencia: porque los que en ti confían
no quedan defraudados.

Ahora te seguimos de todo corazón, te respetamos y buscamos tu rostro, no nos defraudes, Señor; trátanos
según tu piedad, según tu gran misericordia. Líbranos con tu poder maravilloso y da gloria a tu nombre, Señor».

Salmo: Sal 24, 4-5a. 6 y 7bc. 8-9
R. Recuerda, Señor, tu ternura.

Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R.

Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas;
acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor. R.

El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R.

Versículo JI , 12-13

Alabanza y honor a ti, Señor Jesús.

V: Ahora - dice el Señor -,
convertíos a mí de todo corazón,
porque soy compasivo y misericordioso. R.

 

Evangelio: Si cada cual no perdona de a su hermano, tampoco el Padre os perdonará.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 18, 21-35

En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús le preguntó:

«Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?» Jesús
le contesta:

«No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.

Por esto, se parece el reino de los cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus criados. Al
empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el
señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El
criado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo:

“Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo.”

Se compadeció el señor de aquel criado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el
criado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba,
diciendo: “Págame lo que me debes”.

El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo:

“Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré.”

Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía.

Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo
sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo:

“¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener
compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?” Y el señor, indignado, lo entregó a los
verdugos hasta que pagara toda la deuda.

Lo mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada cual no perdona de corazón a su hermano».

San Pablo de la Cruz (fundador de los Pasionistas)

13/03/2023 - Lunes de la 3ª semana de Cuaresma.

1ª lectura: Muchos leprosos había en Israel, sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio.

Lectura del segundo libro de los Reyes 5, 1-15a

En aquellos días, Naamán, jefe del ejército del rey de Siria, era un hombre notable y muy estimado por
su señor, pues por su medio el Señor había concedido la victoria a Siria.

Pero, siendo un gran militar, era leproso.

Unas bandas de arameos habían hecho una incursión trayendo de la tierra de Israel a una muchacha,
que pasó al servicio de la mujer de Naamán. Dijo ella a su señora:

«Ah, si mi señor pudiera presentase ante el profeta que hay en Samaria. Él lo curaría de su lepra». Fue
(Naamán) y se lo comunicó a su señor diciendo:

«Esto y esto ha dicho la muchacha de la tierra de Israel». Y el rey de Siria contestó:

«Vete, que yo enviaré una carta al rey de Israel».

Entonces tomó en su mano diez talentos de plata, seis mil siglos de oro, diez vestidos nuevos y una carta
al rey de Israel que decía:

«Al llegarte esta carta, sabrás que te envío a mi siervo Naamán para que lo cures de su lepra». Cuando
el rey de Israel leyó la carta, rasgó las vestiduras, diciendo:

«¿Soy yo un dios para repartir vida y muerte? Pues me encarga nada menos que curar a un hombre de
su lepra. Daos cuenta y veréis cómo está buscando querella contra mí». Eliseo, el hombre de Dios, oyó que
el rey de Israel había rasgado sus vestiduras y mandó a que le dijeran:

«¿Por qué has rasgado tus vestiduras? Que venga a mí y sabrá que hay un profeta en Israel».

Llego Naamán con sus carros y caballos y se detuvo a la entrada de la casa de Eliseo. Envió este un
mensajero a decirle:

«Ve y lávate siete veces en el Jordán. Tu carne renacerá y quedarás limpio». Naamán se puso furioso
y se marchó diciendo:

«Yo me había dicho: “Saldrá seguramente a mi encuentro, se detendrá, invocará el nombre de su Dios,

frotará con su mano mi parte enferma y sanaré de la lepra”. El Abana y el Farfar, los ríos de Damasco,

¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Podría bañarme en ellos y quedar limpio» Dándose la
vuelta, se marcho furioso. Sus servidores se le acercaron para decirle:

«Padre mío, si el profeta te hubiese mandado una cosa difícil, ¿no lo habrías hecho? ¡Cuánto más si te
ha dicho: “Lávate y quedarás limpio!”»

Bajó, pues, y se baño en el Jordán siete veces, conforme a la palabra del hombre de Dios. Y su carne
volvió a ser como la de un niño pequeño: quedó limpio. Naamán y toda su comitiva regresaron al lugar
donde se encontraba el hombre de Dios. Al llegar, se detuvo ante él exclamando:

"Ahora conozco que no hay en toda la tierra otro Dios que el de Israel"

Salmo: Sal 41, 2. 3; 42, 3. 4
R. Mi alma tiene sed del Dios vivo: ¿cuándo veré el rostro de Dios?

Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío. R.

Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? R.

Envía tu luz y tu verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo, hasta tu morada. R.

Me acercaré al altar de Dios, al Dios de mi alegría;
y te daré gracias al son de la cítara, Dios, Dios mío. R.

Versículo Sal 129, 5.7bc

Gloria a ti, Señor, Hijo de Dios vivo.

Espero en el Señor, espero en su palabra;
porque de él viene la misericordia, la redención copiosa. R.

 

Evangelio: Jesús, igual que Elías y Elíseo, no ha sido enviado únicamente a los judíos.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 4, 24-30

Habiendo llegado Jesús a Nazaret, le dijo al pueblo en la sinagoga:

«En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo. Puedo aseguraros que en Israel había
muchas viudas en los días de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran
hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una viuda de Sarepta,
en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo,
ninguno de ellos fue curado sino Naamán, el sirio». Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos
y, levantándose, lo echaron fuera del pueblo y lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el que estaba
edificado su pueblo, con intención de despeñarlo.

Pero Jesús se abrió paso entre ellos y seguía su camino.

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