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1ª lectura: Escuchad, reyes, para que aprendáis sabiduría.

Lectura del libro de la Sabiduría 6, 1-11

Escuchad, reyes, y entended; aprended, gobernantes de los confines de la tierra.

Prestad atención, los que domináis multitudes y os sentís orgullosos de tener muchos súbditos: el poder os
viene del Señor, y la soberanía del Altísimo. Él indagará vuestras acciones y sondeará vuestras intenciones.

Porque, siendo ministros de su reino, no gobernasteis rectamente, ni guardasteis la ley, ni actuasteis según
la voluntad de Dios.

Terrible y repentino caerá sobre vosotros, porque un juicio implacable espera a los grandes.

Al más pequeño se le perdona por piedad, pero los poderosos serán examinados con rigor.

El Dios de todo no teme a nadie, ni lo intimida la grandeza, pues él hizo al pequeño y al grande y de
todos cuida por igual, pero a los poderosos les espera un control riguroso. A vosotros, soberanos, dirijo
mis palabras, para que aprendéis sabiduría y no pequéis.

Los que cumplan santamente las leyes divinas serán santificados; los que se instruyen en ellas encontrarán
en ellas su defensa.

Así, pues, desead mis palabras; anheladlas, y recibiréis instrucción.

Salmo: Sal 81, 3-4. 6-7

R. Levántate, oh Dios, y juzga la tierra.

Proteged al desvalido y al huérfano,
haced justicia al humilde y al necesitado,
defended al pobre y al indigente,
sacándolos de las manos del culpable R.

Yo declaro: «Aunque seáis dioses,
e hijos del Altísimo todos,
moriréis como cualquier hombre,
caeréis, príncipes, como uno de tantos». R.

Aleluya 1 Tes 5, 18

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Dad gracias en toda ocasión:
esta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto de vosotros. R.

 

Evangelio: ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 17, 11-19

Una vez, yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en
una ciudad, vinieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían:

«Jesús, maestro, ten compasión de nosotros». Al verlos, les dijo:

«Id a presentaros a los sacerdotes».

Y, sucedió que, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se
volvió alabando a Dios a grandes gritos y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole gracias.

Este era un samaritano.

Jesús tomó la palabra y dijo:

«¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar
gloria a Dios más que este extranjero?». Y le dijo:

«Levántate, vete; tu fe te ha salvado».

1ª lectura: Los insensatos pensaban que habían muerto, pero ellos están en paz.

Lectura del libro de la Sabiduría 2, 23-3, 9

Dios creó al hombre incorruptible y lo hizo a imagen de su propio ser; mas por envidia del diablo entró
la muerte en el mundo, y la experimentan los de su bando.

En cambio, la vida de los justos está en manos de Dios, y ningún tormento los alcanzará.

Los insensatos pensaban que habían muerto, y consideraban su tránsito como una desgracia, y su salida
de entre nosotros, una ruina, pero ellos están en paz. Aunque la gente pensaba que cumplían una pena,
su esperanza estaba llena de inmortalidad.

Sufrieron pequeños castigos, recibirán grandes bienes, porque Dios los puso a prueba y los halló dignos
de él. Los probó como oro en crisol, y los acepto como sacrificio de holocausto.

En el día del juicio resplandecerán y se propagarán como chispas en un rastrojo. Gobernarán naciones,
someterán pueblos y el Señor reinará sobre ellos eternamente.

Los que confían en él comprenderán la verdad y los que son fieles a su amor permanecerán a su lado,
porque la gracia y la misericordia son a para sus devotos y la protección para sus elegidos.

Salmo: Sal 33, 2-3. 16-17. 18-19

R. Bendigo al Señor en todo momento.

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloria en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R.

Los ojos del Señor miran a los justos,
sus oídos escuchan sus gritos;
pero el Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria. R.

Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias.
El Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos. R.

Aleluya Cf, Jn 14, 23

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

El que me ama guardará mi palabra - dice el Señor -,
y mi Padre lo amará, y vendremos a él. R.

Evangelio: Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 17, 7-10

En aquel tiempo, dijo el Señor:

«¿Quién de vosotros, si tiene un criado labrando o pastoreando, le dice cuando vuelve del campo:
“En seguida, ven y ponte a la mesa”?

¿No le diréis:

“Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú”?
¿Acaso tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros:
cuando hayáis hecho todo lo que se os mandado, decid: “Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que
teníamos que hacer”»

13/11/2023 - Lunes de la 32ª semana de Tiempo Ordinario.

1ª lectura: La sabiduría es un espíritu amigo de los hombres: el espíritu del Señor llena la tierra.

Comienzo del libro de la Sabiduría 1, 1-7

Amad la justicia, gobernantes de la tierra, pensad correctamente del Señor y buscadlo con sencillez de
corazón.

Porque se manifiesta a los que no exigen pruebas y se revela a los que no desconfían de él.

Los pensamientos retorcidos alejan de Dios, y su poder, puesto a prueba, confunde a los necios.

La sabiduría no entra en alma perversa, ley ni habita en cuerpo sometido al pecado.

Pues el espíritu educador y santo huye del engaño, se aleja de los pensamientos necios y es ahuyentando
cuando llega la injusticia.

La sabiduría es un espíritu amigo de los hombres que no deja impune al blasfemo: inspecciona las entrañas,
vigila atentamente el corazón y cuanto dice la lengua. Pues el espíritu del Señor llena la tierra, todo lo
abarca y conoce cada sonido.

Salmo: Sal 138, 1-3a. 3b-6. 7-8. 9-10

R. Guíame, Señor, por el camino eterno.

Señor, tú me sondeas y me conoces.
Me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso. R.

No ha llegado la palabra a mi lengua,
y ya, Señor, te la sabes toda.
Me estrechas detrás y delante,
me cubres con tu palma.
Tanto saber me sobrepasa,
es sublime, y no lo abarco.
¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
i escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro. R.

Si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha. R.

Aleluya Flp 2, 15d. 16a

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Brilláis como lumbreras del mundo,
manteniendo firme la palabra de la vida. R.

Evangelio: Si siete veces en un día vuelve a decirte: «Me arrepiento», lo perdonarás.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 17, 1-6

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Es imposible que no haya escándalos; pero ¡ay del que los provoca!

Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le ataran al cuello una piedra de molino
y lo arrojasen al mar. Tened cuidado.

Si tu hermano te ofende, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo; si te ofende siete veces en un día, y
siete veces vuelve a decirte: “Me arrepiento”, lo perdonarás». Los apóstoles le dijeron al Señor:

«Auméntanos la fe». El Señor dijo:

«Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: “Arráncate de raíz y plántate en el mar”,
y os obedecería».

1ª lectura: Quienes buscan la sabiduría la encuentran.

Lectura del libro de la Sabiduría 6, 12-16

Radiante e inmarcesible, es la sabiduría, la ven con facilidad los que la aman y quienes la buscan la
encuentran.

Se adelanta en manifestarse a los que la desean.

Quien madruga por ella no se cansa, pues la encuentra sentada a la puerta


Meditar sobre ella es prudencia consumada y el que vela por ella pronto se ve libre de preocupaciones.

Pues ella misma va de un lado a otro buscando a los que son dignos de ella; los aborda benigna por los
caminos y les sale al encuentro en cada pensamiento.

Salmo: Sal 62, 2. 3-4. 5-6. 7-8

R. Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua, R.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios. R.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos. R.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo. R.

2ª lectura: Dios llevará con él, por medio de Jesús, a los que han muerto.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 4, 13-18
No queremos que ignoréis, hermanos, la suerte de los difuntos para que no os aflijáis como los que no
tienen esperanza.

Pues si creemos que Jesús murió y resucitó, de igual modo Dios llevará con él, por medio de Jesús, a los
que han muerto.

Esto es lo que os decimos apoyados en palabra del Señor: nosotros, los que quedemos hasta la venida
del Señor, no precederemos a los que hayan muerto; pues él mismo, el Señor, a la voz del arcángel y al
son de la trompeta divina, descenderá del cielo, y los muertos en Cristo resucitarán en primer lugar; después
nosotros, los que vivamos, los que quedemos, seremos llevados con ellos entre nubes al encuentro del
Señor, por los aires. Y así estaremos siempre con el Señor.

Consolaos, pues, mutuamente con estas palabras.

Aleluya Mt 24, 42a. 44

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Estad en vela y preparados,
porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre. R.

 

Evangelio: ¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 25, 1-13

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:

«Se parecerá el reino de los cielos a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron a encuentro del
esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes.

Las necias, al tomar las lámparas, no se proveyeron de aceite; en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas
de aceite con las lámparas.

El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.

A medianoche se oyó una voz:

“¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!”

Entonces se despertaron todas aquellas vírgenes y se pusieron a preparar sus lámparas.

Y las necias dijeron a las prudentes:

“Dadnos de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas”.

Pero las prudentes contestaron:

“Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis”.
Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de
bodas, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras vírgenes, diciendo:

“Señor, señor, ábrenos”.

Pero él respondió:

“En verdad os digo que no os conozco”.

Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora».

1ª lectura: Saludaos unos a otros con el beso santo.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 16, 3-9. 16. 22-27
Hermanos:

Saludad a Prisca y Aquila, mis colaboradores en la obra de Cristo Jesús, que expusieron su cabeza por
salvar mi vida; no soy yo sólo quien les está agradecido, también todas las Iglesias de los gentiles.

Saludad asimismo a la Iglesia que se reúne en su casa.

Saludad a mi querido Epéneto, primicias de Asia para Cristo. Saludad a María, que con tanto afán ha
trabajado en vuestro favor.

Saludad a Andrónico y Junia, mis parientes y compañeros de prisión, que son ilustres entre los apóstoles
y además llegaron a Cristo antes que yo. Saludad a Ampliato, a quien quiero en el Señor.

Saludad a Urbano, colaborador nuestro en la obra de Cristo, y a mi querido Estaquio. Saludaos unos a
otros con el beso santo.

Os saludan todas las Iglesias de Cristo.

Yo, Tercio, que escribo la carta, os saludo en el Señor.

Os saluda Gayo, que me hospeda a mí y a toda esta Iglesia. Os saluda Erasto, tesorero de la ciudad, y Cuarto, el hermano.

Al que puede consolidaros según mi Evangelio y el mensaje de Jesucristo que proclamo, conforme a la
revelación del misterio mantenido en secreto durante siglos eternos y manifestado ahora mediante las
Escrituras proféticas, dado a conocer según disposición del Dios eterno para que todas las gentes llegaran
a la obediencia de la fe; a Dios, único Sabio, por Jesucristo, la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo: Sal 144, 2-3. 4-5. 10-11

R. Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.

Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.

Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza. R.

Una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.

Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas. R.

Que todas tus criaturas te den gracias,
Señor, que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R.

Aleluya 1Jn 2,5

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre,
para enriqueceros con su pobreza. R.

 

Evangelio: Si no fuisteis fieles en la riqueza injusta, ¿quién os confiará la verdadera?

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 16, 9-15

En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos:

«Ganaos amigos con el dinero de iniquidad, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas.
El que es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel; el que es injusto en lo poco, también en lo mucho
es injusto.

Pues, si no fuisteis fieles en la riqueza injusta, ¿quién os confiará la verdadera? Si no fuisteis fieles en lo
ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará?

Ningún siervo puede servir a dos señores, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se
dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero». Los fariseos, que
eran amigos del dinero, estaban escuchando todo esto y se burlaban de él.
Y les dijo:

«Vosotros os las dais de justos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones, pues lo que
es sublime entre los hombres es abominable ante Dios».

10/11/2023 - Viernes de la 31ª semana de Tiempo Ordinario.

1ª lectura: Ministro de Cristo Jesús para con los gentiles, para que la ofrenda de los gentiles sea agradable.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 15, 14-21

Respecto a vosotros, hermanos, yo personalmente estoy convencido de que rebosáis buena voluntad y de
que tenéis suficiente saber para aconsejaros unos a otros.

Pese a todo, os he escrito, propasándome a veces un poco, para reavivar vuestros recuerdos.

Lo he hecho en virtud de la gracia que Dios me ha otorgado: ser ministro de Cristo Jesús para con los
gentiles, ejerciendo el oficio sagrado del Evangelio de Dios, para que la ofrenda de los gentiles, consagrada
por el Espíritu Santo, sea agradable.

Así pues, tengo qué gloriarme en Cristo y en relación con las cosas que tocan a Dios. En efecto no me
atreveré a hablar de otra cosa que no sea lo que Cristo hace a través de mí en orden a la obediencia de
los gentiles, con mis palabras y acciones, con la fuerza de signos y prodigios, con la fuerza del Espíritu de
Dios Tanto que, en todas direcciones, partiendo de Jerusalén y llegando hasta la Iliria, he completado el
anuncio del Evangelio de Cristo.

Pero considerando una cuestión de honor no anunciar el Evangelio más que allí donde no se haya
pronunciado aún el nombre de Cristo, para no construir sobre cimiento ajeno; sino como está escrito:

«Los que no tenían noticia lo verán, los que no habían oído comprenderán».

Salmo: Sal 97, 1. 2-3ab. 3cd-4

R. El Señor revela a las naciones su salvación.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
u santo brazo. R.

El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclamad al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R.

Aleluya 1Jn 2,5

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Quien guarda la Palabra de Cristo,
ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. R.

 

Evangelio: Los hijos de este mundo son más astutos con su propia gente que con los hijos de la luz.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 16, 1-8

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Un hombre rico tenía un administrador, a quien acusaron ante él de derrochar sus bienes.
Entonces lo llamó y le dijo:

“¿Qué es eso que estoy oyendo de ti? Dame cuenta de tu administración, porque en adelante no podrás
seguir administrando”. El administrador se puso a echar sus cálculos:

“¿Qué voy a hacer, pues mi señor me quita la administración? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me
da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien
me reciba en su casa”. Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero:
“¿Cuánto debes a mi amo?”. Este respondió:

“Cien barriles de aceite”. Él le dijo:

“Toma tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta”. Luego dijo a otro:

“Y tú, ¿cuánto debes?”. Él dijo:

“Cien fanegas de trigo”. Le dice:

“Toma tu recibo, escribe ochenta”.

Y el amo alabó al administrador injusto, porque había actuado con astucia. Ciertamente, los hijos de este
mundo son más astutos con su propia gente que los hijos de la luz».

1ª lectura: Alégrate y goza, hija de Sión, que yo vengo.

Lectura de la profecía de Zacarías 2, 14-17

Alégrate y goza, Sión, pues voy a habitar en medio de ti —oráculo del Señor—.

Aquel día se asociarán al Señor pueblos, sin número; ellos serán mi pueblo, y habitaré en medio de ti.

Entonces reconocerás que el Señor del universo me ha enviado a ti.

Judá será la herencia del Señor, su lote en la tierra santa, y volverá a elegir a Jerusalén.

¡Silencio todo el mundo ante el Señor que se levanta de su morada santa!

Salmo: Jdt 13, 18bcde. 19

R. Tú eres el honor de nuestro pueblo.

Hija, que el Dios altísimo te bendiga
entre todas las mujeres de la tierra.
Alabado sea el Señor,
el Dios que creó el cielo y tierra. R

Tu esperanza permanecerá
en el corazón de los hombres
que recuerdan el poder de Dios por siempre. R.

2ª lectura: Vi la nueva Jerusalén, arreglada como una esposa que se ha adornado para su esposo.

Lectura del libro del Apocalipsis 21, 3-5a

Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva, pues el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y
el mar ya no existe.

Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén que descendía del cielo, de parte de Dios, preparada como una
esposa que se ha adornado para su esposo. Y oí una gran voz desde el trono que decía:

«He aquí la morada de Dios entre los hombres, y morará entre ellos, y ellos serán su pueblo, y el “Dios
con ellos” será su Dios». Y enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni duelo, ni llanto ni
dolor, porque lo primero ha desaparecido.

Y dijo el que está sentado en el trono dijo:

«Mira, hago nuevas todas las cosas».

Aleluya

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Dichosa eres, santa Virgen María,
madre de gracia y reina de misericordia;
de ti nació Cristo, nuestro Mediador y Salvador. R.

 

Evangelio: Ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu madre.

Lectura del santo Evangelio según san Juan 19, 25-27

En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás,
y María, la Magdalena.

Jesús, al ver a su madre, y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre:

«Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo:

«Ahí tienes a tu madre».

Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio.

Esta mañana se ha celebrado, en la Iglesia Catedral Castrense de las Fuerzas Armadas, la tradicional misa por todos los capellanes fallecidos, desde el pasado mes de noviembre 2022, hasta este mes de noviembre de 2023.

La misa de difuntos ha sido oficiada por nuestro arzobispo, Don Juan Antonio Aznárez, y concelebrada por los vicarios episcopales de los Ejércitos, la Armada, la Guardia Civil y del Cuerpo Nacional de Policía y una representación de capellanes castrenses.

Dado que el próximo domingo 12 de noviembre celebraremos el Día de la Iglesia Diocesana os escribo estas breves líneas para saludaros y proponeros algunas tareas:

1ª lectura: Vi agua que manaba del templo, y habrá vida donde llegue el torrente.

Lectura de la profecía de Ezequiel 47, 1-2. 8-9. 12

En aquellos días, el ángel me hizo volver a la entrada del templo.

De debajo del umbral del templo corría agua hacia el este - el templo miraba al este -. El agua bajaba
por el lado derecho del templo, al sur del altar. Me hizo salir por el pórtico septentrional y me llevó por
fuera hasta el pórtico exterior que mira al este. El agua corría por el lado derecho.

Me dijo:

«Estas aguas fluyen hacia la zona oriental, descienden hacia la estepa y desembocan en el mar de la Sal.

Cuando hayan entrado el él, sus aguas serán saneadas. Todo ser viviente que se agita, allí donde desemboque
la corriente, tendrá vida; y habrá peces en abundancia. Porque apenas estas aguas hayan llegado allí, habrán
saneado el mar y habrá vida allí donde llegue el torrente. En ambas riberas del torrente crecerá toda clase de
árboles frutales; no se marchitarán sus hojas ni se acabarán sus frutos; darán nuevos frutos cada mes, porque
las aguas del torrente fluyen del santuario; su fruto será comestible y sus hojas medicinales».

Salmo: Sal 45, 2-3. 5-6. 8-9

R. Un río y sus canales alegran la ciudad de Dios, el Altísimo consagra su morada.

Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
poderoso defensor en el peligro.

Por eso no tememos aunque tiemble la tierra,
y los montes se desplomen en el mar. R.

Un río y sus canales alegran la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada.

Teniendo a Dios en medio, no vacila;
Dios la socorre al despuntar la aurora. R.

El Señor del universo está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Venid a ver las obras del Señor,
las maravillas que hace en la tierra. R.

Aleluya 2 Crón 7, 16a

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

He elegido y santificado este templo - dice el Señor -
para que mi Nombre esté en él eternamente. R.

 

Evangelio: Hablaba del templo de su cuerpo.

Lectura del santo Evangelio según san Juan 2, 13-22

Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores
de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos
del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que
vendían palomas les dijo:

«Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre». Sus discípulos se acordaron de
lo que está escrito:

«El celo de tu casa me devora».

Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron:

«¿Qué signos nos muestras para obrar así?». Jesús contestó:

«Destruid este templo, y en tres días lo levantaré». Los judíos replicaron:

«Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?».

Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron
de que lo había dicho, y creyeron a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.

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