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Noticias del Arzobispado Castrense

La catequesis para adultos. Una misión desde la libertad y la Gracia.

La catequesis de adultos es la forma fundamental de catequesis. Pero nos tendríamos que preguntar si en la practica esto es así.

Pienso que el tipo de sociedad donde la iglesia ha venido trabajando, donde el cristianismo era socialmente mayoritario, ya no existe. Por citar países europeos, en España ,Italia, Portugal o Polonia…ya se convive en una situación de religiosidad mixta donde se mezcla la biodiversidad propia de la multiculturalidad con los restos tradicionales de un cristianismo sociologico. En otros como Bélgica o Francia, por ejemplo, la situación es de irrelevancia completa de la fe.

Vivimos mas que una época de cambios, un cambio de epoca.Esto no significa que una debacle se cierna sobre el mundo. Significa, sobre todo desde el punto de vista cristiano, una ocasión para la esperanza sobre un futuro desconocido que será distinto a lo que hemos vivido, pero que no ha de ser necesariamente peor. Simplemente va a ser distinto.

La catequesis sigue siendo en gran medida una oferta para niños y adolescentes, y con una prospectiva fundamental de preparación para los sacramentos, pero ya no tenemos tanto el apoyo de la familia, ni de la escuela, ni de la sociedad en general para ayudar a consolidar la fe de estos niños y jovenes. En una sociedad de cristiandad, la fe se adquiria casi por osmosis. Pero esto ya cambio. Por eso la hora de catequesis semanal se ve insuficiente y vemos una continua huida de la iglesia una vez recibidos los sacramentos. Y esto también porque en tantas ocasiones se carece de verdaderos acompañantes en la fe. Ese acompañamiento lo realiza la comunidad cristiana que precisa adultos que madurados en la fe aporten su labor misionera en mitad de la iglesia particular. Esto es otro motivo para valorar y fomentar una adecuada catequesis para adultos.

La catequesis de adultos, referente para toda catequesis, ahora es mas necesaria. El problema pastoral es como atraer a todos esos adultos no creyentes, o aquellos alejados que se apartaron de la comunidad cristiana

Para empezar, hay que considerar que los adultos alejados de la fe tienen, en general, un imaginario concreto sobre la iglesia que los hace reacios a un reencuentro

Ven en gran medida la fe como algo doctrinal o como una cuestión moral, quizá de compromiso…Todo esto son dimensiones de una verdadera vida cristiana, pero su reduccionismo acaba por alejar, porque aparece como limitante de la propia vida.

A la hora de convocar la catequesis para adultos, hemos de ser conscientes que la palabra catequesis les sugiere algo destinado para niños e inmaduros, como consecuencia de la practica desarrollada por largo tiempo en la Iglesia, y que ya comente. Esto hace la catequesis indigerible para tantos adultos. Ya sabemos que la catequesis no infantiliza a nadie, pero el imaginario esta ahí.

Otra cosa que entra dentro de ese imaginario del adulto, y que es muy importante, es pensar en la catequesis, y en la misma fe, bajo el concepto de un moralismo desencarnado. El problema es que tantos adultos son conscientes de estar muy lejos de una supuesta perfección moral..,y esto los aparta de la fe.

Los adultos apartados de la fe precisan ver con nuevos ojos la realidad siempre antigua y nueva de la Iglesia.. Solo la novedad sorprendente de un verdadero encuentro con Jesucristo en su Iglesia podría quizá ayudar desde la libertad y el don gratuito de Dios, a una iniciación cristiana.

Hoy en día no puede faltar el primer anuncio en ninguna de las dimensiones de la evangelización. La catequesis basada en lo esencial, en la persona de Cristo, ha de integrar todos aquellos aspectos que suponen comenzar o recomenzar una vida de pertenencia a la comunidad de los discípulos y anunciadores del Señor. Solo así podemos presentar a los adultos el evangelio de la libertad y la Gracia, que propone sin imponer, acoge sin atar, acompaña sin pretender adoctrinar y es capaz de escuchar sin escandalizarse.

Una propuesta que no demanda una respuesta sino que en si misma es la respuesta. Un Evangelio así presentado, como puro don y manifestación del infinito amor de Dios, puede abrir la expectativa a un avance en la fe, como algo verdaderamente sorprendente, ya que pocos adultos se lo imaginan asi. Con palabras de Jesus, podriamos cursar la invitacion…”Venid y vereis”.

La catequesis de adultos, por tanto, podria ofrecer como una triple sorpresa a los que se quieren acercar a la misma, siguiendo a “ E.Biemmi ”.

1. La sorpresa de una experiencia eclesial diversa.

Frente al imaginario antes citado, el adulto se encontraría con la sorpresa de una iglesia que escucha y acoge, pero que no juzga. En esto se tendría un motivo de mutua edificación entre adulto y catequista. Como primer objetivo, ofrecer un modelo de iglesia diversa a la que esperan encontrar, donde el sacerdote y el catequista acompañan en el camino de fe, pero no persiguen ni imponen. No realizan un proselitismo ni se creen por encima de los demás.

2. Sorpresa también en cuanto al contenido y al lenguaje del anuncio.

También en el imaginario del adulto se contempla lo religioso como una serie de doctrinas, de ritos, de comportamientos… Y es cierto que existen estas dimensiones en una verdadera vida cristiana. Pero se trata de hacer una propuesta donde en la exploración de la experiencia humana se pueda llegar a una experiencia de fe, con un lenguaje nacido de la propia vida ordinaria y que haga presente la Palabra de Dios .La vida de cada uno es el lugar donde se concretiza la Historia de la salvación. Como decía San Juan Pablo II, el hombre es el camino de la iglesia. O como otros dirán, el hombre es el alfabeto de Dios. Es la ley de la encarnación por la cual Dios se hace presente en mitad de nuestras vidas.

Las experiencias vitales ordinarias de cada persona….sus amores, sus hijos, sus sufrimientos y alegrías, su trabajo, etc…son como el papel donde redescubrir escrita la Palabra de Dios. Se trata de entrar en la historia de la salvación de cada uno a través de sus propias historias personales y momentos vitales claves, iluminados por el Evangelio. La fe se presenta así como una forma de amar la propia vida(don de Dios), donde siempre tenemos una segunda oportunidad .

3. Una sorpresa como testimonio y espacio de libertad.

Debe ser como una sorpresa el comprobar que los que nos van a acompañar en el proceso catequético, sacerdotes y catequistas, suscitan una pregunta que no demanda respuesta. Como decía antes, el que acompaña en la fe, propone. Pero esa propuesta no solicita una respuesta porque la respuesta es la misma propuesta. La respuesta la da Dios mismo…se trata de un puro don. Así que el catequista no impone nada , solicita partiendo de un compartir un mismo camino, un mismo don.

Lo dicho hasta ahora no es sino un estilo, mas que un método o una pedagogía. Contamos con el Espíritu Santo que sigue actuando en su Iglesia. A ese espíritu no lo podemos encorsetar dentro de un plan concreto…Discernir supone la apertura a ese espíritu. En temas de evangelización, no se puede planificar todo…Supondría una mutilación a la misma actuación divina en mitad de nuestras vidas.

Con esta breve reflexión, que ampliare en una ocasión posterior, trato de presentar un modo de actualizar la promoción, por parte de la capellanía, de una catequesis de adultos que verdaderamente toque el corazón de aquellos que se animen a comenzar a caminar. La sola catequesis de preparación sacramental se queda ya muy corta para afrontar los desafíos de la gente de nuestro tiempo, en los cuales no hemos de ver tanto algo negativo, cuanto una excelente ocasión de anunciar, de una forma renovada, a Jesucristo y de transmitir la alegría del Evangelio.

Manuel Gómez Rivera.
Delegado para la Catequesis y Nueva Evangelización.

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