Ante la Virgen se han depositado las flores de la esperanza y las inquietudes de los que formamos la Comunidad Castrense en la Guardia Civil. Ante ella, estos días, hemos rezado, pedido y dado gracias, juntos y comunitariamente. Ante ella hemos traído el dolor de nuestros enfermos, el futuro de los hijos y nietos, el sufrimiento de los más necesitados. Especialmente, ante su manto hemos depositado el sacrificio de aquellos que un día entregaron su vida al servicio de España y a todos los que ya han regresado a la casa del Padre. Hemos hecho un hueco y dejado un sitio libre para todos los guardias civiles que estos días celebrarán a la Patrona lejos de sus casas y cuarteles pero que estarán cercanos en el corazón de todos.

El primer día celebró la Eucaristía el Vicario Episcopal de la Policía Nacional D. Jesús Ángel Aguilera Pérez. Hijo de Guardia Civil, nació y creció en un Cuartel próximo a Tarragona. Con cercanía, en su homilía nos mostró el aspecto maternal de María y el desvelo de las madres por sus hijos expresado y manifestado, ese día, en las Damas del Pilar allí presentes depositando a sus hijos y nietos ante el abrigo del manto de la Virgen.

Nuestro Arzobispo, D. Juan del Río, presidió la celebración del segundo día. Acompañados por el Rector y Director Espiritual del seminario y por todos los seminaristas de nuestro Seminario Castrense, se manifestó la preferencia de toda la Comunidad Católica Castrense por los últimos y mas necesitados, a los que de forma especial se dedicó la Eucaristía y por los que se pidió ante la Patrona. Al finalizar la Eucaristía fueron impuestas las medallas a las nuevas Damas de la Asociación “Virgen del Pilar”, fue bendecida una capilla con la imagen de la Virgen que cada día recorrerá una casa de nuestras familias y fue entregado al Director Caritas Castrense, Tte Gral. Rafael Barbudo, un cheque con el importe recaudado por las Damas del Pilar en el rastrillo solidario organizado por ellas. Dinero destinado a ayudar a una familia Drusa en el Líbano.

Finalizó el triduo el Rector del Seminario Castrense, D. José Obrador. Con el recuerdo de nuestros difuntos y rezando por su eterno descanso, al término de la Eucaristía presentamos a nuestra Madre a los niños, que pasaron uno a uno a besar su manto, depositando en ella nuestra confianza en el futuro y pidiendo para que ellos tengan y vivan en un mundo mejor construido en paz por todos.

Gracias a todos por estos solemnes días de oración. Gracias a nuestro Arzobispo por haber hecho presente en su persona a toda la Comunidad que El pastorea. A los celebrantes por sus palabras. A los seminaristas por haber solemnizado con su acolitado las Celebraciones Eucarísticas. Gracias a las Damas del Pilar por todo el cariño puesto en la organización y preparación de los actos.