La nota la impuso la preciosísima imagen del Cristo de la Buena Muerte de la Escuela de Ocampo, que habitualmente se encuentra en el retablo que custodia el trágico recuerdo del accidente del Yak-42, y que en esta ocasión ocupó el corazón del crucero de la Iglesia Catedral Castrense. Fue esta sobrecogedora imagen, depositada sobre una bandera de España de unos 30 m2, la que antes de llegar a la conclusión de la misma, suscitó rodilla en tierra, la humilde oración de los allí presentes.
Fue una maravillosa oportunidad para entrar en este tiempo de Cuaresma. Se notaba la presencia del Espíritu Santo moviendo a los fieles a la oración y a la adoración.
En esta ocasión contamos con la presencia del Sr. Arzobispo Castrense, quien dirigió un mensaje especialmente a los jóvenes, animándoles a perseverar en la oración, la ayuda mutua, las acciones evangelizadoras y las actividades de ocio sano compartido, y deseándoles que vivan la Cuaresma del mejor modo posible, unidos al Señor, disfrutando de su amistad y sirviéndole en los hermanos.
La oración estuvo acompañada por el Coro Guías Scouts de Europa, cuyos cantos ayudaron a rezar y contemplar el misterio de la cruz de Cristo.
Al finalizar la oración, los asistentes disfrutaron de un rato de convivencia en la cripta de la Catedral.