Sobre el escenario del salón de actos de la Academia, tras unos exigentes ensayos, en numerosas tardes, y hasta noches, de inquietud e incertidumbre pudo disfrutarse una magnifica puesta en escena, en absoluta fidelidad al espíritu de Calderón, acorde con un juego escénico puro, de teatro dentro del teatro, donde sus personajes brillaron en el rol asumido por la concepción del autor, alegoría del reparto de los papeles en este mundo de la mano divina.
Finalmente, las largas jornadas de ensayo ayudaron a crear una especial complicidad entre los actores (quizás ese era uno de los objetivos buscados). Probablemente, se haya depositado en todos ellos una amistad imperecedera, haciendo realidad los últimos versos de Calderón: "la milicia no es más que una religión de hombres honrados".
Enhorabuena a todos ellos. Con ilusión e impaciencia esperamos el próximo curso con las agradables satisfacciones que nos pueda deparar el Grupo de Teatro de Alumnos de nuestra Academia.
Agustín Manuel Pulido Pérez
Capitán de la Guardia Civil - Profesor