El Santo Padre se felicita por la existencia de esta peregrinación que manifiesta claramente la belleza y la bondad del servicio de las armas, un servicio que transfigura la luz del Evangelio. No se trata de agredir al otro con fines egoístas, codiciosos o hegemónicos, se trata de defender el derecho, la dignidad de los más débiles, la libertad de los pueblos contra las fuerzas del mal. El Santo Padre ha querido precisar más el sentido de la presencia de las fuerzas armadas en las zonas de conflicto: “No podemos pensar en la guerra como una solución, debido a que los riesgos serán probablemente siempre superiores a la hipotética utilidad que se le atribuya. Ante esta realidad, hoy es muy difícil de sostener los criterios racionales considerados en otros tiempos para hablar de una posible “guerra justa”. ¡Nunca más la guerra! (Hermanos todos, N. 258).
Vosotros os comprometéis sin embargo generosamente en los conflictos de los cuales no sois responsables y que no habéis querido, donde vuestra presencia es absolutamente indispensable y donde arriesgáis vuestra vida. Vosotros estáis invitados a vivir serenamente este compromiso profundizando en vuestras almas, a la luz del Evangelio y con la ayuda de vuestros capellanes, este santo horror de la violencia y de la guerra que el Santo Padre recuerda al mundo, el sentido generoso de vuestra presencia y la ofrenda de vosotros mismos al servicio de las armas.
Encomendando a Dios el descanso de todos los que han muerto en el combate desde el último año, y confiando sus familias a la consolación y a la protección de Nuestra Señora de Lourdes, el Papa Francisco da de todo corazón, a cada uno de ustedes, la Bendición Apostólica.
+Cardenal Pietro Parolin.
Secretario de Estado de su Santidad.”