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“La participación en la Jornada Mundial de la Juventud es una forma de reforzar la fe”, según el seminarista Vladimir Hamratsey

Vladimir Hamratsey es un alumno del centro de formación del Arzobispado Castrense de origen ucraniano que estudió cinco años en el Seminario de Málaga y que en septiembre iniciará el cuarto curso en la Universidad San Dámaso.

Vladimir explica que “no conocía la existencia del Seminario Castrense. Fue un capellán militar el que me habló de la posibilidad de estudiar y ordenarme dentro del ámbito de este Arzobispado, así que tome la decisión de trasladarme desde Málaga a Madrid. A mí me gusta la vida militar y otro factor que fue determinante a la hora de tomar la decisión fue el inicio de la guerra en Ucrania, mi país de origen.”

“Tuve el privilegio de participar en la JMJ de Madrid con el Seminario de Málaga durante seis días y me sorprendió ver la inmensa cantidad de jóvenes de todo el mundo que tienen en el centro de su vida a Cristo”. En la edición de este año en Cracovia, Vladimir cuenta con una ventaja, “ya conozco Cracovia una ciudad antigua en un país, Polonia, con una Historia repleta de conflictos y una fuerte tradición católica”

“En Cracovia, espero que la JMJ sirva para aumentar las vocaciones religiosas dentro de la juventud europea. Sobre todo cuando el cristianismo se encuentra amenazado en algunos lugares del mundo y la Jornada Mundial debe servir para reforzar nuestras creencias y nuestra identidad religiosa”  

Vladimir nos explica que “en ocasiones los jóvenes tienen miedo a manifestar su fe, de hacer pública su creencia en Jesucristo. Y somos los seminaristas, que somos personas como ellos con defectos y virtudes, los que debemos ayudar a que esos miedos desaparezcan para abrir paso a la alegría de ser cristiano

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