La misa fue presidida por el Arzobispo Castrense, asistido por tres seminaristas y concelebrada por el Vicario Episcopal de la Defensa y los capellanes del Hospital.

En los primeros bancos se encontraban el Inspector General de Sanidad y el General Director, arropados por otras autoridades militares y civiles.

El recinto del templo estuvo muy concurrido por numerosos fieles y personal de la Casa que pese a la hora de la celebración, las nueve de la mañana, no quisieron perderse la ceremonia.

El Sr. Arzobispo glosó a la Virgen como Consuelo de los que sufren y habló del Niño Jesús, la divinidad humanada en la carne, como la mejor manera que tiene Dios de asumir la naturaleza del hombre encarnándose en su realidad contingente.

Al finalizar la Eucaristía dio las gracias a todos los presentes por su participación y agradeció a las autoridades del Hospital la acogida y cooperación que demuestran con el servicio religioso, como reflejo de lo cual uno de los capellanes acababa de recibir una condecoración, la Cruz al Mérito Naval, a instancias del Hospital, reflejo de esa consideración a la asistencia religiosa.

A continuación las celebraciones prosiguieron en la explanada del recinto hospitalario con una Parada Militar y Homenaje a los Caídos, bajo la presidencia del flamante Subsecretario de Defensa y, posteriormente, los actos conmemorativos concluyeron con un vino español, ocasión que aprovechó el Subsecretario para brindar por el Rey y la Unidad de España pero antes nos felicitó por contar con tan excelsa Patrona.