Una visita que animará a los iraquíes a superar el doloroso pasado, a la reconciliación y a sanar sus heridas, a unirse y ayudarse en miras al desarrollo, la paz, la estabilidad, la consolidación de la convivencia, el respeto a la diversidad y el pluralismo, ser hermanos diferentes de una familia, y ciudadanos de la tierra de Abraham, Irak, su hogar común.
Por ello desde aquí, el corazón de Irak, nos disponemos desde esta semana ofrecer la Misa diaria del destacamento por los frutos de esta visita. Recientemente tenemos la suerte de contar con un nuevo Sagrario, aquí en Bagdad, que servirá como punto de referencia, y todos los jueves después de la Eucaristía, durante la Adoración al Santísimo rezaremos por las intenciones del Santo Padre, especialmente para que se pueda llevar a cabo este viaje.
Adviento es tiempo muy propicio para iniciar esta preparación, el Señor nos está llamando desde Oriente, para atravesar el desierto como hizo con el pueblo elegido y finalmente llegar a la tierra prometida.
Os pedimos unirnos en oración por este nuevo anuncio de la peregrinación del Romano Pontífice a nuestras primeras raíces, a una nueva conversión y a nuestra identidad cristiana, para ello debemos estar a la altura y no dejar que suceda sin dejar una huella profunda en cada uno de nosotros.
Tenemos tres meses por delante, te animas!!!.