Ahora tocan horizontes nuevos para la hermana Janet. Parte para tierras europeas a continuar su labor misionera en Austria principalmente. Precisamente por ello, se quiso reconocer, en nombre de todos los contingentes que han pasado por Koulikoro, la huella que ha dejado en nosotros.
Por su parte, la hermana, en nombre de las Franciscanas que siguen trabajando aquí, agradeció la multitud de pequeños detalles y colaboraciones que se habían fraguado durante estos últimos diez años con los españoles. Y nos pidió que continuáramos en esa tarea común. Muestra de ello fue los tres millones de cefas, aportación de nuestros militares, que se le entregaron como última colaboración de este contingente.
El lunes, día siete, ya en menor número, un pequeño grupo pudimos despedirnos personalmente. Celebramos la eucaristía en su capilla de Koulikoro y compartimos la mesa.
Desde estas líneas le deseamos lo mejor en su vida personal y misión para Janet, con la seguridad de que volveremos a encontrarnos en un futuro próximo. Y lo mismo para Yorlene, Cristine, Caren y Cristina, las franciscanas que continúan trabajando aquí por el bien de nuestros hermanos malienses.