Ayer, 13 de noviembre, XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario, tuvo lugar en la Catedral de las Fuerzas Armada la solemne clausura de la puerta santa de la misma, también en dicha ceremonia dos seminaristas recibieron de manos del Arzobispo Castrense, Juan del Río Martín, el ministerio del acolitado. Al acto acudieron familias y amigos de dichos seminaristas y también el pueblo fiel que se reúne cada domingo para la misa mayor con el Arzobispo. Este ministerio, por el cual los candidatos al sacerdocio son nombrados ministros del altar, les acerca, como recuerda el Arzobispo en la homilía, al sacerdocio.
En las palabras que les dedica les recuerda la grandeza de este ministerio, del que nadie es digno, les recuerda también la gravedad de su misión y la actitud con la que deben llevarlo. Para ser guardianes de la paz en medio de las armas no pueden limitarse a ser “funcionarios sacramentales”, sino verdaderos pastores entregados al pueblo, buscando ser imagen de Jesucristo. También quiso destacar el hecho de la clausura de la puerta santa, resaltando que la misericordia de Dios es eterna, que no acaba con la clausura del año jubilar a ella dedicada.
La ceremonia fue un momento muy importante, no solo para los alumnos del Colegio Sacerdotal Castrense Juan Pablo II, que se acercaron un paso más al sacerdocio, sino para toda la Iglesia Castrense, que contempla la obra de la misericordia infinita de Dios para con estos dos jóvenes, a los que llamó por pura gracia a este ministerio que les supera, pero el cual no llevarán a cabo solos, sino apoyados en Dios y en la Iglesia que les sostiene como a hijos.
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