El pasado día 7 de diciembre, en el cual la Iglesia celebra la memoria de San Ambrosio, tuvo lugar en la Catedral Castrense la celebración del 2º día del triduo en honor de la Inmaculada. La eucaristía fue presidida por el Arzobispo castrense, Juan del Río Martín.
A la celebración acudieron diversas personalidades como el teniente general Agustín Muñoz-Grandes Galilea, antiguo general jefe de la Segunda Región, Región Militar Sur. También acudieron las Damas de la Inmaculada para celebrar, un año más, a su patrona.
En su homilía, el Arzobispo quiso recordar que las virtudes de María han de ser ejemplo y guía de nuestras vidas, especialmente trató la virtud de la humildad, destacando la fuerte diferencia que hay entre una persona soberbia, que crea discordia y división frente a los humildes, que siembran el bien allá donde vayan. También recordó el conocido episodio del milagro de Empel, la noche del 7 al 8 de diciembre del ya cada vez más lejano 1585, cuando la intervención de la Virgen salvó a unos soldados que no habían perdido la esperanza, aún cuando la situación desesperada no invitaba a conservarla.
El Arzobispo invitó a conservar esta esperanza, virtud característica del cristiano, que brilla en este tiempo de Adviento de manera tan especial.