La Iglesia católica siempre ha tratado de proveer a la cura espiritual de los militares.
La guerra deja huellas permanentes en los hombres, deforma no sólo las uniones entre hermanos y entre naciones, pero también desfigura a los soldados que son testigos de las atrocidades causados por los conflictos. Es cuánto ha subrayado ayer en Viena mons. Janusz S. Urbańczyk, representante permanente de la Santa Sede ante la OSCE, interviniendo en el encuentro centrado sobre el tema: "El papel de los capellanes militares en las fuerzas armadas y la libertad de religión en tiempos de paz y guerra"
Los capellanes acompañan los soldados en cada escenario.
La Iglesia - ha explicado el prelado - manda a los capellanes para acompañar el personal militar en cada situación y escenario. Los capellanes sostienen a los soldados - ha añadido mons. Urbańczyk - en sus actividades cotidianas y están listos, en cada momento, para responder a sus exigencias espirituales. Los ayudan también en la comprensión de valores prioritarios, como la centralidad de la persona humana y el bien común del País en los que los contingentes son desplazados.
Los militares tienen el papel de centinelas.
De este modo - ha observado el prelado - los militares, sostenidos por los capellanes, pueden tener - como el Papa Juan Pablo II afirmó - el "papel de centinelas que escrutan el horizonte para evitar el peligro y promover por todas partes la justicia y la paz." Jesús Cristo - dijo el Pontífice, en el año 2000, con ocasión del Jubileo de los militares y las fuerzas de policía - los hace capaces "de aquella fortaleza evangélica que hace vencer las fascinantes tentaciones de la violencia", ayuda a "poner la fuerza a servicio de los grandes valores de la vida, de la justicia, del perdón y de la libertad".
Los capellanes fieles evangelizadores de la verdad de la paz.
Expresión concreta de esta cura pastoral para los soldados es el Ordinariato militar, una circunscripción eclesiástica con una jurisdicción equivalente a aquella de las diócesis. Actualmente - ha recordado mons. Urbańczyk - existen 36 Ordinariatos militares en el mundo. Sus más de 2500 capellanes son - como ha escrito Papa Benedicto XVI en el Mensaje del 2006 para la trigésimo novena Jornada mundial de la paz - "fieles evangelizador de la verdad de la paz."
Los soldados llamados a convertirse en ejemplos de esperanza cristiana.
Por otro parte, la Iglesia católica en todos los Países - ha subrayado el prelado- está lista para proveer, a través de las diócesis y las parroquias, la cura sacramental y pastoral a los militares, ayudándolos a devenir - como el papa Francesco ha afirmado el 30 abril del 2016 con ocasión del Jubileo de las Fuerzas Armadas y Policía - "ejemplos de esperanza cristiana, que es certeza de la victoria del amor sobre el odio y de la paz sobre la guerra
La libertad de religión es un derecho humano fundamental
La libertad de religión - ha concluido mons. Urbańczyk- es uno de los derechos humanos fundamentales. No sólo es reconocido como tal en la Declaración Universal de los Derechos Humanos sino que también es insertado entre los diez principios fundamentales del Decálogo de Helsinki y es salvaguardado por la Organización por la Seguridad y la Cooperación en Europa. Se trata - ha concluido - de un derecho humano fundamental del que tiene que beneficiarse a "toda persona, en todo tiempo y en toda situación." Tal derecho tiene que también ser garantizado a todos los que trabajan en las Fuerzas armadas, sea en tiempos de paz, sea en tiempos de guerra.
Articulo de Amadeo Lomonaco. Extraido de Radio Vaticana
http://it.radiovaticana.va/news/2017/02/16/mons_urba%C5%84czyk_cappellani_aiutano_militari_/1292897