El viernes 12 de mayo tuve la oportunidad de viajar a Fátima para vivir unos momentos históricos. Fue un regalo de Dios en mi primer año, recién cumplido, de sacerdocio. Desde mi niñez conocía la advocación de Fátima, pues mi parroquia de origen en Valladolid, donde crecí en la fe, donde recibí la primera comunión, donde fui Confirmado,… está dedicada a Ntra. Sra. de Fátima. Por la tarde, debidamente acreditado me situé en el lugar reservado a los sacerdotes donde pude compartir experiencias con algunos hermanos en el ministerio de otros países, el ambiente era maravilloso. Junto al Santo Padre, que bendijo las velas, rezamos el Rosario donde intervinieron peregrinos de varias nacionalidades. Después en la noche una extraordinaria procesión en la explanada del Santuario llena de fieles acompañaba a la Virgen que parecía trasladarse sobre los fieles en aquel manto de luces, que salía de la Capilla de las Apariciones para dirigirse hacia el altar, donde presidió la eucaristía el Secretario de Estado de la Santa Sede: S.E. el Cardenal P. Parolini. Por la noche se alternaban vigilantes diversos grupos que organizaron una noche de Adoración al Santísimo y oración junto a la Imagen de Ntra. Señora.
Ya el sábado 13 de mayo la plaza a la vez que comenzaba a llenarse de alegría y esperanza por el centenario de las apariciones y la canonización de los Pastorcillos, se llenaba de creyentes, familias, religiosos, monjas, sacerdotes, obispos,… todos para celebrar con devoción la santa Misa Presidida por el sucesor de Pedro, el Papa Francisco que iba a canonizar dos nuevos santos. El Santo Padre instó en la Homilía a acudir con confianza a la Virgen Madre para que interceda por nosotros. En la Eucaristía se realizó el Rito de Canonización donde el Papa declaró santos a Francisco Marto y Jacinta Marto, destacando la sencillez de vida y la vida interior de los pequeños pastores. Después de la Misa, S.S. Francisco impartió la bendición con el Santísimo y saludó a miles de peregrinos congregados en la plaza.
Han sido momentos de gracia en los que encomendé especialmente a nuestro Arzobispado Castrense, a todos los Capellanes y a sus familias, a los miembros de las FF.AA. y Cuerpos de Seguridad del Estado.
Fco. Javier Boada González, sacerdote castrense.