La visita tenía por objeto apoyar al capellán destinado en Barcelona en su misión de atención espiritual y humana a nuestros fieles allí desplazados y transmitirles a ellos la cercanía del Arzobispado Castrense, de los capellanes y de todos los fieles católicos de la Diócesis Castrense.
Fue una satisfacción para el Vicario poder conversar de forma informal y personal con muchos de ellos y compartir al menos un pequeño momento de su descanso en las cafeterías y en los comedores, en el que hablaron de sus familias, inquietudes, deseos de que todo termine bien y puedan regresar pronto a sus casas.
Los Guardias Civiles, en condiciones que como todos podemos imaginar no son fáciles ni cómodas, sobre todo después de tantos días, se mostraron agradecidos por la visita, apreciando, una vez más, el Vicario, su serenidad, ánimo y predisposición de lo que son, “Auténticos profesionales” imbuidos de un auténtico espíritu de servicio a todos nuestros ciudadanos.
La visita a ellos, en estos momentos obedeciendo y cumpliendo, como siempre, una misión encomendada por la sociedad a la que sirven, ha querido ser un deseo de que no se sientan solos y que sepan que si ellos están al servicio de nuestros ciudadanos, los capellanes lo estamos al suyo, sobre todo en los momentos más difíciles, dispuestos a acompañarles siempre.
Desde estas líneas elevamos nuestra oración al Padre y pedimos a la Virgen del Pilar por todos los que estáis allí para que a vuestro lado os proteja en todo momento. Junto a vosotros la pedimos, también, que extienda su manto protector sobre todos los vuestros hasta que regreséis a casa.