A la ceremonia ha asistido el Capitán de Navío y Comandante de la Escuela Naval Militar, José María Núñez Torrente, junto con una representación de este centro de formación de oficiales de nuestra Armada. Además, han participado los Comandantes de las instituciones de formación y alumnos de los siguientes países. Bulgaria, Perú, Noruega, Polonia, Portugal, Suecia, Tailandia, Reino Unido y Estados Unidos.
Homilía de la Eucaristía
1. “Indícame tus caminos, Señor, enséñame tus sendas. Que en mi vida se abran caminos de paz y bien, caminos de justicia y libertad”.
Estas palabras del salmo del peregrino recoge el sentir de todos los presentes: Comandante-Director de la Escuela Naval Militar de Marín, profesores, alumnos que celebráis los actos conmemorativos del tricentenario de la creación de la Real Compañía de Guardias Marinas, representaciones de las Academias Navales Militares de otros países. Instituciones y peregrinos de los cuatros puntos cardinales que habiendo finalizado el Camino Jacobeo, llegáis con vuestras mochilas cargadas de las ricas experiencias humanas y espirituales y ante el Pórtico de la Gloria de esta Catedral, exclamáis: “¡Gracias porque la luz que destella la tumba del Apóstol Santiago sigue iluminado a hombres y mujeres de toda raza, clase y condición!”
2. Desde el año 813 fecha del descubrimiento de los restos de Santiago, discípulo y compañero de Jesús de Nazaret (reconocido como Mesías y confesado como Dios y hombre verdadero), millones de caminantes han venido hasta aquí a venerar su sepulcro. ¿Qué impulsa a tanta personas, hoy como ayer, a recorrer el famoso Camino de Santiago? Son muchos los elementos comunes que por encima de las creencias y situaciones personales, reúnen a los peregrinos: el silencio, la naturaleza, la amistad, la solidaridad, el arte, la espiritualidad. Por eso mismo Santiago de Compostela ha representado a lo largo de la historia un flujo de personas, ideas, vivencias religiosas. ¡Es todo una encrucijada de pueblos y culturas! Desde aquí, España, Europa, se convierte en una puerta abierta a la trascendencia y a la fraternidad con los otros continentes. Así lo recordaba san Juan Pablo II en 1982 en esta Catedral: “Europa, tu puedes ser todavía faro de civilización y estimulo de progreso para el mundo”.
3. ¿Quién es este discípulo de Jesús? Santiago, posee el distintivo del “Mayor”, era hijo de Zebedeo y de María Salomé, hermano de Juan Evangelista, Boenerges o hijo del trueno, llamado así por la fogosidad de su carácter y predicación. Perteneció al grupo de los doce que el Señor escogió para seguirle. Herodes Agripa lo hizo decapitar hacia el año 43 de nuestra era. Bajo su guía y patrocinio se conserva la fe cristiana en los pueblos de España y se dilata por toda la tierra. Al igual que este apóstol de Jesús y por su mismo Evangelio que predicó en Palestina y en nuestras tierras, han dado la vida muchos hombres y mujeres a lo largo de más de veinte siglos de cristianismo. Un ejemplo lo tenemos en el santo de hoy: san Carlos Luanga y compañeros, que fueron martirizados en Uganda (África) en 1886, con edades comprendidas entre los catorce y los treinta años, que perteneciendo al cuerpo de guardia del rey Mwanga no sucumbieron a los malos deseos del monarca y escogieron el martirio por la fe en Jesucristo. También en la actualidad, hay muchos cristianos que son martirizados en diversas partes del mundo. Aunque sus nombres no tengan intensidad mediática en los foros de la opinión pública como ocurre con otros hechos, nosotros sí los recordamos y decimos con el escritor africano Tertuliano (C. 150-225?): “la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos”.
4. Las Escrituras proclamadas nos hablan de dos apóstoles. La primera lectura nos narra la estancia en Roma del preso Saulo de Tarso, tiempo antes de su martirio. Había sucedido que el judío perseguidor de la Iglesia, se volvió en apóstol de los gentiles para el cristianismo. Esto se debió a la fuerte experiencia de conversión a Jesús, reconociéndolo como Mesías e Hijo de Dios vivo. No sucumbirá ante sus antiguos hermanos los judíos, ni ante el Cesar romano, y terminará dando la vida por el Evangelio, al igual que el apóstol Santiago o el mártir de Uganda, San Carlos Luanga.
Termina el evangelio de Juan con un episodio familiar, de trato íntimo y afectuoso. Jesús aparece conversando en la última Cena con sus discípulos y el más joven de los apóstoles llamado Juan, hermano de Santiago el Mayor, reclina su cabeza en el pecho del Maestro y el apóstol Pedro escuchara de la boca de Jesús como el benjamín del colegio apostólico no conocerá el martirio por designio del Señor.
Así, nuestro encuentro con Jesús Muerto y Resucitado ha de parecerse a la de estos apóstoles: profundo como el de Pedro y Pablo, valiente como el de Santiago y cariñoso como el de Juan.
5. Los discípulos de Jesús, fueron hombres de mar, pescadores, navegantes en los mares conocidos en aquellos momentos. También vosotros marinos españoles y de los países aquí representados, vuestra vocación y misión es surcar los mares del mundo en defensa de la libertad y la paz de las naciones, ello es todo un servicio de entrega abnegada a favor del progreso y bienestar de vuestros conciudadanos. Ello exige adquirir aquellos valores permanentes y universales como son: patriotismo, sacrificio, valor, honor, lealtad, disciplina, obediencia, compañerismo, justicia y humildad. Para una mejor formación en estos principios, el intendente General de la Armada Patiño fundó en 1717, la Real Compañía de Guardias Marinas. Esta institución ha recibido diversos nombres a lo largo de estos tres siglos hasta llegar a la actual Escuela Naval Militar, la cual se siente orgullosa de ser heredera de aquella cuna de oficiales de la Armada de España. Por sus aulas han pasado, como profesores y alumnos, algunas de las personalidades más destacadas de nuestro país, en el ámbito de la guerra naval, la política, las ciencias, las humanidades, que han dado gran relevancia internacional a nuestra nación. Sus nombres están escritos en los grandes anales de la Armada Española. Igualmente, en estos momentos, hacemos memoria de todos aquellos Guardia Marinas que lo largo de los tiempos dieron su vida al servicio de la Patria.
Que la Virgen María, Madre de Dios y nuestra, bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen, conforte y anime a todos los que formáis parte de la Escuela Naval Militar en Marín, como lo hizo con el Apóstol Santiago un día a su llegada a tierra de la Hispania romana. A todos los presentes llevad siempre en vuestros corazones el mensaje de Jesús: “No tengáis miedo, echad vuestras redes, remad mar adentro”.
+Juan Del Río Martín
Arzobispo Castrense de España